Talleres para la Mesa de Luz Nro 10

Luís Martínez
Quiero ayudarte, Señor

Eres infinitamente grande y hermoso, Reinas sobre el cielo y la tierra, Que siguen ciegamente tu palabra Y te adoran sin cesar.
(Hacia el Padre, 21)

Poco después de la Revolución Francesa, los espíritus intelectuales de ese país, exaltados por aires de igualdad general, propusieron – entre otras homogeneizaciones - la creación de un sistema de medidas universal.
Así siendo, tomaron la mensura del meridiano terrestre y decidieron que la diezmillonésima parte de la distancia entre el polo y el ecuador sería la medida (Metro, en griego) básica para todas las demás.
Es por ello que la circunferencia terrestre tiene casi exactos 40.000.000 de metros o 40.000 kilómetros.
Con esto en mente podríamos exclamar como Protágoras (también griego) que ”el hombre es la medida de todas las cosas”.
Sin embargo, el Padre Fundador nos enseña que el diseño del cosmos – incluida nuestra inteligencia - nos fue regalado por el Rey Eterno y por lo tanto todas las conquistas que obtengamos sobre nuestra realidad de vida, son cumplimiento de su palabra y debemos encararlas como alabanzas al El.

Preguntémonos entonces:

Me siento realmente colaborador en la Creación del Señor?

Qué porción del universo en que se me da vivir, me propongo mejorar?