Talleres para la Mesa de Luz Nro 13

Luís Martínez
Quiero motivar la vida de los míos

Es el Águila, que en sus alas vigorosas lleva hacia el sol a los débiles polluelos.
Es el Padre, que al hijo pródigo lo sienta en el trono de hijo y le prepara un banquete.
(Hacia el Padre, 407)

Quizá como pocos, el Padre José Kentenich pueda testimoniar con su vida, la validez del adagio “somos hijos del rigor”.
Según él mismo aseguraba, el propio Schoenstatt era “hijo de la guerra”.
Pensaríamos - vistos innumerables ejemplos - que una personalidad así forjada, reflejaría en quienes lo rodean su propia experiencia; sin embargo cuando conocemos su historia y sus palabras, constatamos la calidez de cobijamiento y la preocupación de pastor con las que conducía a los suyos hacia la luz y se obsequiaba física, intelectual y espiritualmente.
Podemos aplicarle perfectamente su propia estrofa.

Cada uno de nosotros, en distinta medida, guarda rigores que le entregó la vida y la gran transformación por la que debemos pasar es, detectándolos, corregir el enfoque con que nos relacionamos de manera que - a ejemplo del Fundador - tengamos como propósito constante, motivar la vida en cada uno de los nuestros.

Mirémonos a nosotros mismos y respondamos:

1) Qué rigores han dejado marcas en mi personalidad?

2) Cómo obstaculizan mi tarea de motivar la vida en cada uno de los míos?