Talleres para la Mesa de Luz Nro 1

Luís Martínez
Quiero ser niño y confiar

Quien por su fe ve a Dios tras todas las cosas, con su oído percibe claramente la voz del Padre; siempre su corazón de niño está pronto a entregarse a El, lleno de felicidad. Aun cuando el Padre permite sufrimientos, el hijo los sabe asumir dentro del amor, besa la mano que sostiene su destino y en oración permanece vuelto hacia El.
(Hacia el Padre, 421-2)



Si el Padre Fundador supo ser padre – aún a través del tiempo - para nosotros, lo fue porque experimentó profundamente la experiencia de hijo y tenía noción clara, por sí mismo, de nuestras necesidades.
De sus propios infortunios extrajo la fuerza para soportarlos y la sabiduría para reconocerlos como caricias formativas de Dios.

Repasemos durante unos momentos nuestra historia de vida muy cercana; apenas lo que hemos vivido en estos últimos días y contestémonos:

Qué alegrías y que pesares he sentido?

Los he visto en su momento o los puedo ver ahora como lecciones amorosas de Dios?