Talleres para la Mesa de Luz Nro 22

Luís Martínez
Quiero hacer lo que de mi dependa

Nos envías a tu Hijo nuevamente a esta tierra a renovar su sacrificio,
a celebrarlo en el altar; nuestra impotencia se despose con El para redención de la humanidad.
(Hacia el Padre, 102-3)


En el momento de la Consagración en la Misa del Instrumento, el Padre Kentenich introduce este ruego a Dios por nuestra propia fuerza.
Decididamente y una vez más, nos señala que si pretendemos trabajar como colaboradores en la redención de la creación – asumiendo el ideal para el cual fuimos cada uno de nosotros concebido – nuestra impotencia debe ser superada con ayuda de la Gracia en Cristo.
Nada podremos hacer sin ella, pero nada podrá ella realizar sin nuestra disposición favorable.
El cumplimiento de toda misión implica el pleno compromiso del misionero.

En esa linea de pensamiento es bueno que analicemos:

Tengo definido con claridad cual es el sentido de mi vida desde el punto de vista de lo que Dios pensó para mi?

Mi voluntad está dispuesta al trabajo concreto que Dios me pide a través de mi propia personalidad y circunstancia?