Talleres para la Mesa de Luz Nro 26

Luís Martínez
Quiero ser Actuante


Madre, con tu Hijo Divino desciende a los caminos de nuestra patria para que, siguiendo vuestras huellas, encuentre la paz verdadera y estable. Patria, sólo tendrás salvación si, en amor, te unes a María y a su Hijo. Amén.
(Hacia el Padre, 628)


A cada cierto tiempo acontecen hechos en la comunidad en la que nos toca vivir - sea ésta un barrio o todo un país - que nos llevan a exclamar: Dios es grande!
Es que en directa relación al tiempo transcurrido y la gravedad de la situación, nuestra confianza, tanto en la Divina Providencia como en nuestra potencia instrumental, flaquean.
El Nada sin Ti, Nada sin Nosotros comienza a ahuecarse hasta convertirse - gran fatalidad! - en un simple slogan y no en la expresión de una profunda convicción en que nuestra misión de vida, nuestro Ideal Personal, nos fue regalado por Dios para ser usado con alegría y firmeza.
Cuando estos hechos suceden; cuando vemos que nuestros amargos vaticinios y nuestra desesperanza estaban equivocados, recibimos un aleccionador pero cariñoso tirón de orejas de nuestra Mater y su Hijo que nos recuerdan que Ellos y nosotros siempre estuvimos aquí para cambiar el mundo.

Con esto en mente, preguntémonos:

Ha ocurrido algún cambio de este tipo en nuestra sociedad?

Lo creía posible si nos uníamos a Dios en la acción?

Salgo de esto fortalecido en mi confianza para enfrentar futuras situaciones adversas?