Luís Martínez
Quiero dejar la mediocridadEl Señor, que dio todo por nosotros, no se contenta con recibir la mitad de nuestra vida: quiere enteros alma y corazón, y no le basta el resplandor pálido
de una mediocre entrega.
(Hacia el Padre, 411)
de una mediocre entrega.
(Hacia el Padre, 411)
La cruz es la consecuencia de una entrega absoluta a un Ideal.
La insatisfacción constante ante la monotonía de estado, impuesta por la ignorancia en el valor y trascendencia de nuestra misión de vida, nos hace ver siempre más hacia adelante y a lo alto, traspasando las barreras de nuestra individualidad.
Es por ello que los que se sustentan en la persecución permanente del Ideal, no se contentan con su propio progreso, sino que arrastran a todo su entorno y se hacen capaces para la cruz.
Si algo podemos afirmar sobre el héroe y el santo es que jamas son tibios. Estaremos o no de acuerdo con sus motivos, dichos o acciones, pero nunca los acusaremos de haberse contentado con el resplandor pálido de una mediocre entrega.
Como el Padre Kentenich nos recuerda en la estrofa, Dios nos muestra, a través de contundente ejemplo, que desea nuestra integra disposición de espíritu, intelecto y sentimientos en la búsqueda activa del Ideal para el cual nos destinó.
Debemos, entonces, preguntarnos:
He analizado mi interior y mi historia buscando conocer cuál es mi misión de vida, es decir, mi Ideal?
Si ya creo conocerlo; mi dedicación a él es activa y profunda?