Talleres para la Mesa de Luz Nro 34

Luís Martínez
Quiero Amar mi Ideal

El ideal para el cual tu amor nos creó esté presente ante nuestros ojos y plasme íntegra nuestra vida; por él lucharemos con todas las fuerzas.
(Hacia el Padre, 11)


Esta estrofa de la Oración de Inscriptio nos mueve a la consideración del amor que debemos conquistar por la que pensamos ser nuestra misión de vida.
Individualmente pensados por el Creador, cada quien lleva Su impronta como obsequio para llevarla a cabo; traducida en sus propias características personales, sus íntimos anhelos y las capacidades con que vino dotado desde el vientre materno o adquirió en el proceso de su existencia.
Ese ideal, nos dice el Padre Kentenich, debe estar siempre como señal guía antes nuestros ojos, conformando quienes somos y lo que hacemos.
En uno de sus poemas, Rubén Darlo lo expresa magníficamente:

Ama tu ritmo y rima tus acciones
bajo tu ley, así como tus versos;
eres un universo de universos
y tu alma una fuente de canciones.
La celeste unidad que presupones
hará brotar en ti mundos diversos
y al resonar tus números dispersos
pitagoriza en tus constelaciones.

Podemos preguntarnos:

Soy, en verdad, consciente de todo lo que mi Celeste Unidad - para nosotros los católicos, inequívocamente la Santísima Trinidad - me ha concedido para cumplir con mi misión?

Estoy enamorado de ese Ideal y lucho con todas mis potencias por él?