Luís Martínez
Quiero seguir a un buen líderLas normas de tu sabiduría formen nuestro ser y actuar según los santos rasgos de Cristo, como resplandecen en María, su Compañera.
(Hacia el Padre, 86)
(Hacia el Padre, 86)
En esta estrofa del Ofertorio de su Misa del Instrumento, el Padre Kentenich nos conduce hacia el grado mas excelso de libertad y rebeldía.
Ninguna idea ajena, ningún pensamiento aleteando desde otra mente - por bonitos que sean sus colores - deberá hacer en nosotros su nido, si Dios no mociona a favor.
Podrá nuestro cuerpo ser sometido, pero nuestro espíritu continuará su camino en libertad, aferrado a la divina mano que nos guía.
No en vano el propio Padre Fundador aconsejaba a lo suyos la no aceptación de sus palabras como verdades dogmáticas, sino como ideas que debían ser analizadas y apropiadas, en la medida en que se descubría su real valor.
Es que el buen líder es quien sintoniza con nuestros ideales, extrayendo de nosotros lo mejor de nuestra esencia, sin corromperla.
Debemos obediencia a las legitimas autoridades, pero ello no conlleva obligatoriamente el reconocer su liderazgo.
En todos los órdenes de nuestra vida observamos personas que se ofrecen a conducirnos hacia determinados movimientos de acción, ideas, costumbres o modas. Algunas de ellas ejercen sobre nosotros un inmenso apelo y seguirlas es tentador.
Debemos detenernos un momento, verificar que la oferta esté en consonancia con el ideal personal que Dios tiene para mi y levantando la mirada y el alma al cielo, preguntarle en nuestro interior:
Señor: Quiénes son mis buenos lideres?