Luís Martínez
Quiero perdonarBorra todas nuestras culpas, así como soportamos y perdonamos siempre, con paciencia y bondad, cuando nos profanan los hombres.
(Hacia el Padre, 123)
(Hacia el Padre, 123)
En esta estrofa del Padrenuestro, el Padre Kentenich agrega a la enseñanza de Jesús, una acción y dos actitudes que nos comprometen. Al perdón le suma el “soportar…con paciencia y bondad”.
Nos invita no sólo a la clemencia posterior sino a adelantar la indulgencia tolerando la ofensa (el Fundador la llama profanación, recordándonos que somos Templo del Espíritu Santo) mientras ésta se realiza, controlando nuestra reacción a ella, con paciencia, es decir aunque sea repetitiva, y con bondad, manteniendo - a pesar de los pesares - el amor hacia el ofensor.
Nos parecerá difícil tarea si consideramos que desde nuestro sistema cultural hasta nuestras leyes nos educan en la obtención de resarcimiento.
Teniendo esto en cuenta y repasando nuestra reacción ante los momentos de conflicto con otras personas – independientemente de su gravedad – respondámonos:
Cómo calificamos nuestra capacidad de soporte ante el agravio?
Qué podemos proponernos para conquistar ese nivel de generosidad?