Talleres para la Mesa de Luz Nro 7

Luís Martínez
Quiero saber obedecer

Siempre quiero decidirme con lúcida libertad; solo la obediencia guiará mi amor; y el plan de amor del Padre, eternamente válido, podrá así realizarse en mi existencia.
(Hacia el Padre, 309)


Mientras la prepotencia inaceptable de las SS mantuvo al Padre Kentenich en cautiverio, tanto en Coblenza como en Dachau, éste demostró con firmeza manifiesta que solamente cumpliría las normativas que le eran impuestas, por libre decisión y siempre que no fueran contrarias a sus principios; la misma redacción del Hacia el Padre basta como prueba de su insubordinación ante la represión anti-religiosa.
Sin embargo, cuando poco más de un lustro después, su propia Iglesia imprime el freno a su obra, el Fundador obedece sin condicionamientos y parte al exilio.
Destella con vigor, a la luz de estos eventos, el significado de la estrofa 309.
Conociendo en retrospectiva el desarrollo de la historia de nuestra Familia, podemos confirmar que así se realizó “el plan de amor del Padre”.

Analicemos nuestra propia postura ante la vida y contestémonos:

Tenemos en claro cuales son los ámbitos en los que necesitamos hacer opción de obediencia?

Somos capaces de mantenernos firmes en nuestros principios, aunque ello signifique desobedecer a imposiciones inaceptables?